viernes, 30 de octubre de 2009

Yo lo llamo mentalismo


Me veo en el reto de hablaros de uno de los discos que ha marcado más mi vida, mi estética, mi forma de pensar, mi forma de ver las cosas y también me veo en la obligación de hacer un pequeño viaje en el tiempo. Año 2001, yo tenia 17 años, estaba a punto de cumplir 18. Era un gafapasta que ni siquiera tenia dinero para gafas de pasta. Ya me estaba adaptando al instituto, estaba empezando a encontrar mi propia personalidad. O eso creía yo. El instituto para mi fue muy jodido, lleno de bakalas, lleno de jevis calimocheros en plan tiendas Tipo. Me sentía diferente, me sentía raro, y empezaba a salir del túnel. Uno de los factores que más influyó en su momento para forjar mi salvación fue la música, por supuesto. Llevaba 3 años escuchando Radio 3, 2 comprando la Rockdelux y 4 comprando cds: buscando, investigando, devorando información en las tiendas de discos cuando internet aún estaba en pañales. Por fin renuncié a U2 y me desencanté con Manu Chao, probé con Javier Álvarez, Belle and Sebastian o McNamara, hasta que por fin dí con la horma de mi zapato que precisaba mi sensibilidad: Fangoria, Los planetas, Bjork, Astrud. A Manolo y Genís les conocí en 1999, en un anuncio a toda página que parecía una fotonovela que aparecío en la Rockdelux. Tardé un año en comprarme el disco que se anunciaba en esa página, Mi Fracaso Personal, antes me pillé Una temporada en el infierno, y acabé tan satisfecho del tecno-pop sensible e inteligente que decidí probar con los que creía por aquel entonces eran sus discípulos aventajados. Y me quedé enganchado. Barrocos, excesivos, verborreicos, sin miedo al ridículo, esas pintas, esos videos. Pero me seguían gustando más Fangoria. Me faltaba un puntito de sinceridad, de flor de piel. Gran Fuerza lo recibí con miedo a que la cagaran, con escepticismo. Pero oí mírame a los ojos y somos el uno para el otro en el Diario pop de Jesús Ordovás y me quedé alucinado. Años después entendería el porqué de ese escalofrio. Descubriría a los Smiths, a los Sparks, a los Magnetic Fields. Finos, sinceros, nada ñoños, más acústicos, más orgánicos, minimalistas y directos que en su primer trabajo.
La culpa, mírame a los ojos y la última son tres canciones arriesgadas, valientes, metafísicas. Este álbum no tenía concepto, pero si estética: líneas claras, directas, positivas, blanco, negro y azul. Riqueza mental les parece al dúo maravilla su peor canción, yo reconozco que quizás sea la canción y la letra menos trabajada del disco, pero aún así me vuelve loco ese bajo meat is murder. Somos el uno para el otro, la love song perfecta. La boda es la canción de la década, sin más, puro Berlanga, puro Morrissey, y la versión acústica del single, insuperable, lo mejor que han hecho. La fuerza de la vida parece la rarita del disco, la de relleno, pero gana con el tiempo y es hoy por hoy de mis favoritas. Me afecta siempre ha sido la favorita de Genís de todo su repertorio, y si la tocan siempre, siempre siempre en directo es simplemente por eso. Europa es un culebrón en vuelo charter, la favorita de mi colega David. Y la versión extended play de mentalismo con tomas falsas y todo es osada y eterna.
Recuerdo estar sentado en la cama del cuarto de mi colega Alfonso, en su antiguo piso del Portus, oyendo el disco entero por primera vez en el reproductor de dvds, con la pantalla de la tele en azul eléctrico. Alfonso me comentó que Astrud serían reconocidos 10 años después como uno de los grupos más originales del país, que razón tenía. Recuerdo el concierto de Camelot en 2002, tocando canciones de sus dos lps, en segunda fila, sudando, tarareando, extasiado. El concierto de mi vida. Recuerdo a Genís de cuclillas firmandome en la portada del libreto del cd. Y me doy cuenta, ahora, en 2009, apunto de terminar la década, apunto de emprender nuevas etapas y nuevos retos en mi vida, lo que este disco hizo por mí. Me salvó, así de simple, así de brutal.
Ramón Andreu

ASTRUD gran fuerza (2001)

(Mejor disco nacional de la década según el programa de radio Sonorama)










1 comentario: